Existen algunos destinos que, además de contar con un carácter cultural único, también se complementan de un entorno natural maravilloso, que sin duda alguna convierte cualquier visita en una experiencia espectacular. Tal es el caso de Huacachina en Perú, un hermoso poblado oculto en el desierto de Ica, que a su vez resguarda una hermosa laguna de tonalidades turquesas y atmósfera paradisiaca.
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Huacachina es uno de los secretos mejor guardados del suroeste de Perú, un pequeño poblado enclavado en medio del desierto de Ica, ocultando una preciosa laguna de aguas en tonalidades verdes y un pequeño destino de encanto local. El contraste entre las arenas doradas que le rodean y su espacio urbano lo consolidan como una de las paradas imperdibles en el país, así como una de las mejores excursiones que se pueden realizar a las afueras de Lima.
Este sitio se puede visitar de entrada por salida, y será idóneo para amantes de las experiencias de aventura y los escenarios áridos. Cabe destacar que el desierto de Ica es famoso por sus grandes dunas que parecen infinitas, donde se pueden realizar actividades como paseos en buggy –vehículos especiales para recorrer la arena– y sandboard. La recomendación es adquirir un tour directamente desde Lima, esto para agilizar el trayecto y conseguir la mejor oferta posible.
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Para quienes prefieran una visita más tranquila y relajada, Huacachina ofrece también un verdadero oasis desértico y de paisajes despampanantes, perfecto para desconectarse y disfrutar de una estancia pacífica. Tan solo admirar su laguna rodeada de grandes dunas de arena dorada será una experiencia espectacular, aunque también se puede disfrutar de la gastronomía local en alguno de sus restaurantes más populares –algunas recomendaciones son Desert Night y Wild Olive–.
A pesar de que Huacachina es un destino relativamente pequeño, cuenta con diversas opciones de hospedaje y entretenimiento nocturno, por lo que es posible pasar la noche en su territorio y deleitarse con su propuesta cultural. Hay varios clubs donde enfiestar despreocupadamente, al igual que preciosas terrazas que aseguran un atardecer de ensueño en Perú.
