Para viajeros intrépidos que busquen sorprenderse con un destino lleno de cultura y riqueza orgánica, Guatemala es una de las mejores opciones a considerar en Centroamérica, conocido por sus maravillosas ruinas arqueológicas, su encanto colonial y su biodiversidad presente en cada rincón. Sin duda alguna, una de sus joyas ocultar es Atitlán, un precioso lago enclavado entre dos grandes volcanes que asegura convertirse en sitio favorito para amantes de los paisajes naturales.
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El lago Atitlán es uno de los lugares más despampanantes de Guatemala, oculto entre los volcanes de Atitlán, Tolimán y San Pedro La Laguna –conocidos en conjunto como ‘Los Tres Gigantes’–, y para imprescindible durante cualquier visita a este país de Centroamérica. Por su extensión de 18 kilómetros y sus preciosas tonalidades azules y verdosas, muchas personas afirman que es uno de los lagos más bonitos en todo el mundo.
Su nombre deriva etimológicamente del náhuatl y significa ‘entre las aguas‘, refieriendo a su maravilloso cuerpo de agua de 30 kilómetros cuadrados, así como a las calderas previas que existían antes de la formación del lago. Cabe destacar que el origen de este lago volcánico tipo caldera se remonta hasta 14 millones de años atrás, cuando se formó su primera caldera Aititlán, e inclusive se dice que en su territorio solía estar una isla que fue el epicentro de la actividad maya durante la época Pre-clásica.
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El lago Atitlán se conoce por sus preciosas aguas de un azul intenso, que en ocasiones se tornan de un color verdoso que permite ver la vida acuática y las plantas que lo habitan. Lo mejor de todo es que en sus alrededores se pueden realizar todo tipo de experiencias de aventura e inmersión total con la naturaleza, como caminatas hasta la ‘Nariz del Indio’ –una enorme montaña conocida también como ‘El Rostro Maya’–, tours de avistamiento de aves de Quetzal, o ciclismo de montaña por su sendero de Santa Catarina.
Las actividades disponibles en el lago Atitilán no se limitan al entorno natural, ya que también son una forma de sorprenderse con la cultura de Guatemala y descubrir un poco más sobre su patrimonio histórico. Ya sea que se complemente con un recorrido a sus mercados de artesanías –donde conocer todo sobre la cerámica y los textiles de la región– o una buena comida local, se tendrá garantía de una visita excepcional.