Cuando se trata de destinos vinícolas de renombre internacional, Hungría no puede pasarse por alto. Si bien se conoce principalmente por su patrimonio artístico y cultural, este país de Europa Central es un verdadero paraíso para los amantes del vino, ya que alberga una bellísima región abundante en viñedos centenarios y paisajes pintorescos, reconocida por la UNESCO gracias a su increíble historia y tradición. Hablamos de Tokaj-Hegyalja, y aquí te contamos por qué amarás visitarla.
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La región de Tokaj-Hegyalja se ubica al nordeste de Hungría, aproximadamente a cuatro horas de la ciudad de Budapest y con una maravillosa historia vitivinícola que se remonta a siglos atrás. Esta se complementa perfectamente de una belleza natural impresionante, con grandes colinas ondulantes y valles verdes que contrastan con sus hermosos viñedos. El resultado es un ambiente tranquilo y sereno que invita a sus visitantes a relajarse completamente para disfrutar el esplendor de la región.
Los viñedos de Tokaj-Hegyalja se conocen por producir uno de los vinos más famosos del mundo: el Tokaji Aszú. Se trata de un vino dulce y de renombre internacional, elaborado a partir de un método único en el que se emplean uvas afectadas por el hongo ‘Botrytis cinerea’ –conocido popularmente como ‘podredumbre noble’–, que a su vez se dejan en la vid más tiempo de lo normal, lo que permite que se concentren los azúcares y se produzca un vino más concentrado.
Justo por esta importante producción, entre los mayores atractivos de la región se encuentran las numerosas bodegas y viñedos que ofrecen catas y visitas guiadas. Aquí, los visitantes podrán sumergirse en la cultura vinícola húngara y descubrir los secretos de la elaboración de sus vinos, así como recorrer preciosas bodegas históricas y de encanto medieval, todo mientras se degusta una amplia selección de etiquetas locales.
Cabe destacar que Tokaj-Hegyalja ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por lo que se puede esperar una visita llena de riqueza cultural e histórica. Esta distinción resalta la singularidad y el valor excepcional de la región como un tesoro vinícola, que a su vez vale la pena conocer en conjunto con los poblados tradicionales y monumentos históricos que rodean a la región.