La Toscana es una de las regiones más famosas de Italia por su inconmensurable legado histórico, artístico y cultural. Se encuentra en la zona centro del país y brilla por sus suaves colinas y por ser hogar de las ciudades más icónicas: Pisa, Florencia y Siena. A pesar de que la Torre de Pisa y el arte florentino son algunos de los destinos más populares, el encanto y la riqueza de Siena son imposibles de opacar. Aquí te dejamos ocho razones por las que sí o sí tienes que visitar esta ciudad al menos una vez.
¡Viajen, disfruten y compartan!
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Por su Centro Histórico
Siena es la ciudad medieval por excelencia. Sus orígenes se remontan a la época de los etruscos —900 a.C.—, y posteriormente vivió su máximo esplendor entre los siglos XII y XIII tras la ocupación romana. Ya desde ese entonces, Siena competía con Florencia para convertirse en la ciudad más grande e impactante de la región, por lo que los planes de urbanización plantearon construir un ‘sueño gótico’ cuyo esplendor se mantiene hasta el día de hoy. Es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y entre sus edificios más emblemáticos figuran la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, la biblioteca de Piccolomini, el Palacio Público y el Ayuntamiento.
Por las vistas desde la Torre de Mangia
Con 88 metros de altura, la Torre de Mangia domina la Piazza del Campo —la plaza principal de la ciudad—. Está ubicada justo a un lado del Ayuntamiento, y mide exactamente lo mismo que la catedral para simbolizar la igualdad entre el poder eclesiástico y el del Estado. La construcción de la torre data de mediados del siglo XIV, y la capilla de mármol fue añadida años más tarde por los sobrevivientes de la peste negra para agradecer a la Virgen. Al subir sus 400 escalones, podrás disfrutar de las vistas más deslumbrantes de Siena y, a su vez, la torre es visible desde cualquier punto de la ciudad.
Por su gastronomía
La cocina italiana es una de las más populares a nivel mundial y, aunque la Toscana es un gran lugar para probar los platillos más auténticos, la gastronomía típica de la región te sorprenderá por su increíble variedad. La tradición culinaria de Siena deriva de los grandes banquetes medievales y renacentistas, en los que abundaban las carnes sazonadas con especias exóticas como jengibre, canela y clavo. Sin embargo, también hay varias recetas de origen campesino en que se basan en la premisa de no desperdiciar nada, como la ribollita —o zuppa senese—, que se prepara con alubias, col rizada, papa, zanahoria, cebolla, apio y pan duro. En general, los platos típicos son contundentes, ideales para recargar energía después de un día de arduo trabajo o mucho paseo.
Por la Basílica de San Domenico
Este imponente edificio comenzó a construirse en 1226, pero el estilo gótico que lo caracteriza hasta hoy en día viene de una ampliación realizada un siglo después. Debido a su larga historia, ha pasado por varias remodelaciones e incluso reconstrucciones tras diversos accidentes, como terremotos e incendios. En 1363, a los 15 años, Santa Catalina —una de las santas más veneradas en Europa, quien jugó un papel fundamental en el retorno del papado a Roma tras el exilio en Aviñón— tomó sus votos en esta iglesia. Aquí se mantienen sus restos momificados, como su cabeza, su pulgar y el látigo que utilizaba para autoflagelarse.
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Por el Duomo di Siena
Esta construcción es uno de los representantes más importantes del estilo gótico. Se construyó entre 1215 y 1263, con mármol blanco y mármol verde, formando las franjas características que se aprecian desde el exterior. Su fachada cargada de formas geométricas es un gran ejemplo del gótico italiano. En su interior se aprecian obras de arte de distintos autores y muy diversas índoles, como el púlpito, el altar mayor y los óleos que ilustran pasajes bíblicos y personajes religiosos. Quizás las más sobresalientes son las esculturas de San Pedro y San Pablo en el Altar Piccolomini, comisionadas por esta familia a un joven Miguel Ángel Buonarroti.
Por la Fiesta del Palio
Este festival es emblema de la Toscana, y se festeja dos veces al año, una el 2 de julio, en honor a la Virgen de Provenzano, y otra el 16 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción. Se dice que esta tradición medieval se convirtió en parte de la identidad de Siena en 1644, para celebrar el fin del asedio florentino. El gran evento son las carreras de caballos —en la que corren 10 caballos, representando a 10 de los 17 barrios de la ciudad—, pero en realidad esta celebración está compuesta por muchísimos otros elementos, como sorteos, cenas, prácticas y un desfile histórico entre tambores, jinetes y los emblemas de las distintas escuderías. Durante estos días, en la Piazza del Campo se congregan hasta 70 mil personas.
Por sus aguas termales
Si lo que buscas es un plan más relajado, a las afueras de la ciudad encontrarás múltiples manantiales termales públicos y privados. San Casciano dei Bagni cuenta con 42 manantiales, convirtiéndose en el tercer conjunto termal con más agua de Europa. Estos lugares para el bienestar y la meditación son famosos desde la época de los etruscos, y el día de hoy conservan ese espíritu renovador, escondidos entre bosques y rocas.
Por sus vinos y viñedos
La fertilidad de la tierra toscana hace de esta región un territorio ideal para el cultivo de viñedos. Abundan los tours que ofrecen recorridos por estas fincas para degustar los mejores vinos del Valle del Chianti, a la vez que te maravillas con los espectaculares paisajes que parecen sacados de una película. Siena incluso es sede de la Enoteca Nacional, dedicada a la difusión, conservación y valorización de los grandes vinos y la actividad vitivinícola de Italia.