Esculpida en roca y rodeada de desierto, Petra es una de las ciudades más hermosas del mundo. En su historia, el comercio caravanero y la prosperidad de ricos y mercaderes la convirtió en una de las más importantes de la antigua Grecia, oculta entre montañas de piedra rosada y con una entrada que marca el comienzo de miles de historias llenas de misticismo.
A los pies de una montaña se encuentra la fachada del tesoro, un lugar mágico que encierra los misterios de los nabateos, los dioses de Petra. Esta ciudad es conocida como ‘la ciudad perdida’ porque fue abandonada y re descubierta hasta el siglo XIX por el suizo Jean Louis Burckhardt, aunque se afirma que actualmente un 80% de su territorio sigue oculto.
Tallada en piedra rosa, esta ciudad escondida fue creada a mano por los nabateos, y es tan espectacular que aún mantiene los elementos originales de su creación –¡su increíble arquitectura hizo que se convirtiera en Patrimonio de la Humanidad desde 1985!–. Petra nació como una ciudad funeraria y era llamada por los nabateos como ‘el lugar del mañana’, un sitio de descanso para los dioses griegos.
Era tal la importancia de este lugar que se convirtió en el centro de comercio entre oriente y occidente, justo entre Arabia y el Mediterráneo. Su teatro principal –reformado por el imperio Romano— está tallado tan a la perfección que sorprende, y se dice que ahí se llegaban a reunir hasta 5 mil espectadores para maravillarse con espectáculos de la época.
Petra era el sitio de las tumbas reales y de los espectáculos de la antigua Grecia, y su ubicación estratégica entre laberintos de roca caliza hizo que fuera el centro de toda una civilización. A Petra también se le conoce como la ciudad perdida de los muertos, y sin duda alguna es un destino imperdible en Jordania.
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