Cuando pensamos en Japón, imágenes del Monte Fuji e imponentes templos milenarios nos vienen a la mente. Sin embargo, no hay que olvidar que el país del sol naciente es un conjunto de islas en el Pacífico y que, por lo tanto, tiene algunas de las playas más lindas del mundo. Okinawa es la prefectura más al sur de Japón, y se trata de un archipiélago de clima cálido y paisajes naturales sublimes, desde playas de arena blanca y selvas de manglar hasta arrecifes de coral y migraciones de ballenas. Por si esto fuera poco, su fascinante historia como un reino independiente —el reino de Ryukyu—ha dejado vestigios que sin duda vale la pena conocer.
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Lugares declarados Patrimonio de la Humanidad en Okinawa
No nos creas a nosotras, la propia UNESCO lo dice. Okinawa es un destino único que vale la pena conocer independientemente del tipo de viajerx que seas. Desde turismo cultural hasta aventuras en la naturaleza: este archipiélago en el sur de Japón lo tiene todo. En la isla principal, el castillo Shuri y la zona de las ruinas de Tamagusuku han sido declarados Patrimonio de la Humanidad, mientras que Yanbaru y la isla de Iriomote también han merecido este reconocimiento. Tampoco te pierdas el acuario Okinawa Churaumi, donde podrás ver la diversa vida marina de la zona, incluyendo tiburones ballena.
Naha: la isla principal de Okinawa
Lo más probable es que tu viaje a Okinawa empiece en Naha, la isla principal del archipiélago, pues la mayoría de los vuelos procedentes tanto del interior —comúnmente de Tokio y Osaka— como del exterior —encontrarás vuelos desde China, Corea del Sur y Singapur. Dirígete a la calle de Kokusai-dori, la avenida comercial más importante de la ciudad, cuya atmósfera vibrante te sorprenderá con su vida nocturna, sus tiendas y su oferta gastronómica.
Al mismo tiempo, se trata de la ciudad perfecta para empezar a conocer más sobre la historia de Okinawa y del reino de Ryukyu, el cual se rigió de forma independiente desde el siglo XIV hasta el XIX. Asegúrate de tomar el tren para llegar fácilmente a la antigua capital, Shuri, donde todavía se puede visitar el antiguo castillo, así como el santuario Naminouegu, el primer santuario del reino de Ryukuy.
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Isla de Ishigaki: sol, mar, arena y arrecifes de coral
Si lo tuyo es más bien el ecoturismo, la Isla de Ishigaki no puede faltar en tu itinerario cuando visites Okinawa. Aquí se encuentran algunas de las mejores playas del destino, además de que podrás bucear entre mantarrayas en la bahía de Kabira —sobre todo en el verano— y deleitarte con las vistas de las islas Yaeyama. Conforme te acerques al centro de la isla, descubrirás una zona montañosa ideal para practicar senderismo de todos los niveles.
Si viajas en familia, te recomendamos conocer la playa de Fusaki, la playa de Sukuji, y la playa Sunset Beach, las cuales cuentan con redes de seguridad para alejar a las medusas. En el caso de Sukuji, se trata de una playa particularmente perfecta si vas con niñxs, pues el agua es poco profunda y hay muy pocas piedras. Más al norte de la isla, la playa de Yonehara es grandiosa para acampar y snorkelear, pero hay que tomar en cuenta que las corrientes son más fuertes y no cuenta con barreras para medusas ni socorristas.
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Isla de Miyako: golf, ciclismo, pesca y un gran jardín botánico
Si buscas conexión con la naturaleza pero con un poco más de glamour, pasa unos días en la Isla de Miyako. En esta isla en Okinawa la actividad principal sigue siendo nadar en el mar esmeralda, pero cuenta con varios hoteles más lujosos y actividades al aire libre como golf, ciclismo y pesca deportiva. De hecho, el destino es bastante popular por la cantidad de corales y fauna marina que puedes encontrar mientras snorkeleas, sobre todo tortugas marinas. Aquí los días pasan lento, con una atmósfera relajada y apacible y exquisitos sashimis con los pescados y mariscos más frescos.
Dentro de los imperdibles en la isla de Miyako destacan el faro de Higashi-Hennazaki, ubicado en el punto más sudoriental de la isla. Por su parte, en el centro de la ciudad de Hirara, cerca del puerto, encontrarás el santuario de Nakasone Tuyumya, gobernante de la isla en el siglo XVI. Otra joya de la corona es el jardín botánico con más de 1600 variedades de plantas y árboles.
Archipiélago de Kerama: mar azul y avistamiento de ballenas
Si bien el archipiélago de Kerama es una de las zonas menos pobladas de Okinawa, es un destino vacacional de ensueño, sobre todo para amantes de la naturaleza. En primer lugar, el agua que rodea las islas es tan peculiar que incluso tiene su propio nombre, ‘azul Kerama’. Además de preciosas playas y la oportunidad de bucear y snorkelear entre tortugas y peces de colores, este sitio es especialmente mágico en el invierno, cuando llegan las ballenas jorobadas o yubartas.
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