Aunque la gastronomía italiana tiene raíces firmes y bien consolidadas en el país de la bota, sus entrañables platos le han dado la vuelta al mundo para convertirse en los favoritos de todo tipo de público. Históricamente, Estados Unidos ha sido receptáculo de importantes flujos migratorios provenientes de distintos rincones del planeta. Esto se ve reflejado claramente en su cocina, la cual ha integrado recetas e ingredientes de todo el mundo a su propia tradición culinaria al punto de hacerlos propios. Elinas es un restaurante italiano en Chicago cuya elegante propuesta de cocina italoamericana se ha convertido en una de las paradas favoritas de quienes visitan esta ciudad (y la guía Michelin está de acuerdo).
Este proyecto de los chefs Ian Rusnak y Eric Safin rescata esa atmósfera íntima y familiar que se complementa de maravilla con el espíritu reconfortante de la cocina italiana. La estética vintage y muy refinada del interiorismo comienza a darnos esa sensación de que aquí los protagonistas son los clásicos. Cada plato llega a la mesa cargado de nostalgia, como un homenaje a la gran tradición italiana de Chicago que sirvió como pilar de la vibrante oferta gastronómica que ofrece la ciudad hoy en día.
Por supuesto, en este restaurante italiano en Chicago las pastas y otros clásicos como el pollo a la parmesana son una de las especialidades, pero en este mismo propósito de recuperar ese brillo de antaño, también encontrarás otras recetas que se recuperan de la tradición de los hogares italoamericanos y se nos presentan emplatados como si se tratara de la ilustración de un recetario antiguo. Sin duda, platos como el filete de sirloin al limón y las almejas horneadas son algunos de los platos que vale la pena probar.
La apuesta de Elinas se basa más en el dominio de la técnica y en la calidad de los ingredientes que en el deseo de innovación y revolucionar esta cocina, pues para ser honestos, ya hay muchos otros restaurantes en Grand Avenue que experimentan con estos sabores. Así pues, si este restaurante italiano en Chicago se gana el corazón de sus comensales, es precisamente porque le habla directo a esos recuerdos de las comidas en casa de la abuela, con la mesa llena de familia y un tiramisú gigantesco para cerrar la experiencia con broche de oro.
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