Viajar es sinónimo de descubrir, de conocer, de perderse a uno mismo pero también encontrarse en el camino; de esta manera, ¿qué mejor forma de conocerse más a profundidad que visitando una de las rutas comerciales más importantes de nuestra historia? Ahora si que, viajando a una de las partes más antiguas de nuestros orígenes. La Ruta del Té, la Seda y el Caballo es un camino que toda persona anhelaba conocer desde sus inicios hace más de 5,000 años; y aunque actualmente ya no existe como tal esta ‘ruta comercial continua’, viajar por aquí no deja de volverse una experiencia ampliamente enriquecedora, llena de delicioso té, historias interesantes sobre los orígenes de la seda y con oportunidades para apreciar caballos. Adentrémonos juntos a un viaje cultural lleno de sensaciones.
La Ruta del Té, la Seda y el Caballo fue un camino comercial histórico que se extendía por toda China hasta Europa. Pasando por países tan diversos como Kazajistán, Kirguistán, Turquía, Grecia, Italia, entre otros; esta ruta marcó la historia de lo que hoy conocemos como comercio, siendo fundamental para el intercambio cultural y económico entre Asia, el Medio Oriente y Europa.
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Recorrer esta ruta dependía mucho de distintos factores, el viajero podía tardar entre meses o años para llegar a su destino por el camino escogido, las condiciones climáticas, o las bromas geográficas que le hiciera la madre naturaleza. Y como esta era más una red de caminos que solo una dirección específica, estas conexiones fueron evolucionando con el tiempo. Hoy en día, y gracias a la globalización, varios lugares del antiguo trayecto son accesibles para los turistas.
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Diversas ciudades históricas pueden ser el primer paso del viaje, la ciudad de Xi’an en China fue el punto de partida para iniciar la Ruta del Té, la Seda y el Caballo; y en la actualidad, sigue conservando el título de centro comercial internacional. Ya sea que visites los impresionantes Guerreros de Terracota o disfrutes de una estancia relax en las fuentes termales de Huaqing, llegando a este lugar sentirás que viajas en el tiempo.
La segunda parada podría ser Samarcanda, ubicada en Uzbekistán. Conocida como la Ruta Dorada, visitar sus increíbles monumentos, pasear por la Plaza Registán (el punto crucial de encuentro del comercio), o admirar la Necrópolis de Shahi Zinda; vuelve a Samarcanda un lugar mágico incluso en el siglo XXI.
En las tardes nubladas, donde el olor predominante es el de lluvia y lo único que se antoja es quedarse en casita a ver películas, hay dos tipos de personas: aquellas que se preparan un delicioso café, y las cuales aprovechan para tomarse un té. Y si bien la primera bebida suele ser más popular en Occidente, el té ha tenido tal importancia que se ha mantenido constante desde hace más de 5,000 años. Además de lo maravillosa que es Sri Lanka por sí sola, una de las partes más bonitas de este país asiático son sus plantaciones de té, donde se producen de los mejores del mundo. Los tours de té son una gran sensación, en donde puedes pasear por los campos de las hojas y aprender a cosecharlas tú mismo, además de que te enseñarán el proceso de elaboración. Y claro, el recorrido termina en probar tazas de tés locales.
Cuando uno habla de la Ruta del Té, la Seda y el Caballo, por alguna razón la última parte suele ser olvidada; sin embargo, estos bellos animales eran altamente valorados por ser el principal medio de transporte, de mensajería y comercio. De esta manera, se pueden visitar criaderos de caballos en Mongolia, Kazajistán y Kirguistán; asimismo, puedes realizar diversas actividades relacionadas a la cultura ecuestre que te sorprenderán.
¿Buscas un viaje súper completo? ¿Qué tal arriesgarse a ir a Asia y visitar la Ruta del Té, la Seda y el Caballo? Para así, conocer sobre nuestra historia y distintas culturas, contemplar paisajes naturales bellísimos, probar la diversidad de platillos tradicionales a lo largo de la ruta y aventurarse a actividades fuera de lo común.