A tan solo 30 minutos del Aeropuerto Internacional de Puerto Escondido se encuentra una de las residencias arquitectónicas más espectaculares de todo México. Se trata de Casa Wabi, una asociación civil sin fines de lucro, cuyo objetivo es fomentar un intercambio entre el arte contemporáneo y las comunidades locales. Su nombre proviene de la filosofía japonesa Wabi-Sabi, la cual busca la belleza y la armonía en lo simple y en lo poco convencional.
Casa Wabi se encuentra situada entre las montañas, el mar y las playas vírgenes más bonitas de la costa oaxaqueña. La residencia fue intervenida y diseñada por el arquitecto japonés Tadao Ando, bajo la dirección del artista mexicano Bosco Sodi. Juntos crearon un espacio que consta de seis dormitorios, dos estudios cerrados y dos abiertos. Así como una sala de proyección, de exhibición, una palapa de usos múltiples y áreas de trabajo para interactuar con el entorno y otros residentes y una piscina al aire libre.
La idea central de Casa Wabi es que esta residencia sea el hogar de los artistas que habiten en ella. Por ello crearon cinco programas clave para su funcionamiento: residencias, exhibiciones, barro, cine y biblioteca móvil. El programa de residencias está dirigido únicamente a artistas nacionales e internacionales que quieran radicar en Oaxaca y que estén interesados en crear aprendizajes con las comunidades aledañas. De esta manera el programa busca generar proyectos y actividades que beneficien a las comunidades.
Uno de los programas más sobresalientes en Casa Wabi es el cine, pues busca promover proyectos audiovisuales como medio de expresión. También lo es la biblioteca móvil de la costa, la cual alberga libros para niños, jóvenes y adultos con el objetivo de fomentar la lectura. El área de barro se trata de un programa educativo para que los niños de las comunidades conozcan los procesos de este material. Y finalmente la zona de exposiciones, donde se exhiben y proyectan las obras de los artistas.
Sin embargo, uno de los espacios más concurridos en Casa Wabi es El Observatorio, una estructura de cemento situada al aire libre que se destaca por su peculiar arquitectura. En su interior no hay más que una banca y un techo circular que permite ver el color azul del cielo. Además desde ahí se puede escuchar claramente las olas del mar. La propiedad se puede visitar bajo reservación.