El Mediterráneo es uno de los territorios europeos más visitados –y codiciados– en todo el mundo, esto debido a que detenta maravillas playas de encanto paradisíaco, una gastronomía exquisita y enfocada a los productos de mar, y un encanto arquitectónico que se mantiene presente en cada uno de sus rincones. Si bien cuenta con muchos destinos populares –con justa razón–, también cuenta con joyas turísticas ocultas y dignas de descubrir, y Formentera es una de ellas.
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Formentera es una isla española situada justo en el mar Mediterráneo, compartiendo parte de la belleza marina que caracteriza a este territorio, al igual que una atmósfera más sosegada y de encanto local. Forma parte de la comunidad autónoma de las Islas Baleares –que a su vez se sitúan frente a la costa oriental de la península ibérica–, y sin duda alguna es un destino que todo amante de las playas paradisíacas debe conocer.
Debido a que es una isla, la única manera de llegar a Formentera es por vía marina, esto tomando un ferry desde el puerto de Ibiza. Una vez en el destino, sus visitantes serán recibidos por una preciosa playa de arenas blancas y aguas turquesas, así como un escenario bastante tranquilo y de poca densidad turística.
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La isla se puede conocer a pie o en un recorrido en bicicleta, ambas opciones que permitirán apreciar sus paisajes paradisiacos y rodeados de vegetación natural. A pesar de que Formentera es bastante pequeña, cuenta con algunos monumentos históricos dignos de descubrir, como su Torre de Punta Prima –una de sus cuatro torres defensivas– o su iglesia de Sant Francesc Xavier –con elementos arquitectónicos propios de las fortalezas antiguas, como su fachada rural o sus grandes muros ciegos–.
Para quienes prefieran conocer Formentera mediante una actividad de encanto más cotidiano, también está la posibilidad de visitar su mercadito de La Mola, lleno de piezas antiguas y artesanías locales. En cuanto a la gastronomía, la isla abunda en especialidades mediterráneas, como paellas, pescados y pastas artesanales.