En la provincia de Yunnan, al suroeste de China, entre campos de cerezo, montañas nevadas y las aguas dulces del lago Erhai, se encuentra Dali, un pueblito cuyos paisajes y arquitectura conservan el esplendor del pasado de la región. A pesar de no ser un destino del todo desconocido —millones de turistas llegan año con año a maravillarse con sus espctaculares vistas—, suele mantener un perfil bajo en las guías de viaje más generales. En Dali, la historia, el paisaje y la cultura se fusionan para crear una experiencia única pero muy representativa de la escencia de la región que no te puedes perder si planeas visitar China.
TE PUEDE INTERESAR: SI VIAJAS A NUEVA YORK ESTA CAFETERÍA SERÁ TU LUGAR FAVORITO PARA COMER
La historia de los primeros asentamientos humanos en la región se remonta 4000 años hacia el pasado, cuando los ancestros de la etnia bai llegaron a habitar las orillas del lago Erhai. Ya desde la época de los Reinos Combatientes —que va del siglo V a.C. al I a.C.— comenzó a ganar presencia por su ubicación estratégica dentro del rutas comerciales, y posteriormente vivió su época de mayor esplendor desde el siglo VII hasta mediados del XIII, cuando se convirtió en el centro político, económico y cultural de Yunnan. Finalmente, con la conquista mongola, el poder se trasladó a Kunming, dejando a Dali florecer a la sombra de sus propios cerezos.
El casco antiguo de Dali es, sin duda, uno de los atractivos principales de la ciudad. A pesar de de los siglos y los cambios de gobierno, la ciudad mantiene las torres vigilantes en los extremos norte y sur, así como las tres pagodas de mil años y la traza cuadriculada de sus calles. En el centro del casco se yergue la Torre Wuhua, desde la cual se pueden apreciar vistas inigualables de la ciudad, el lago Erhai y la montaña Cangshan. Pero lo que hace de este lugar un destino verdaderamente único son las corrientes de agua que pasan por delante de las casas, pues el lago es y ha sido siempre parte integral del desarrollo de la urbe.
El otro tesoro de Dali es su naturaleza inaudita que hace que, la mires por dónde la mires, parezca una pintura tradicional. La majestuosa montaña Cangshan se levanta como telón de fondo y se despliega en colinas llenas de cerezos entre las cuales corren arroyos y riachuelos. Los dos sitios pausajísticos más populares —y que te robarán el aliento— son el arroyo Qingbi con sus aguas cristalinas, y la laguna Xima, un glacial en lo alto de la montaña.
Por su parte, al centro del lago Erhai emerge Xiaoputuo, un islote pequeñísimo pero de gran valor para la cultura búdica de la región. Otra visita obligada es la isla Nanzhao, cuyas playas, árboles y cuevas son un paraíso para pasar un día de total relajación y aislamiento. Finalmente, otro emblema de Dali es el manantial de las mariposas, un estanque de aguas cristalinas que cada año se convierte en hogar de cientos de mariposas de distintas especies.
¡Viajen, disfruten y compartan!